jueves, 28 de junio de 2012

El "creer" de los demonios y los cristianos


Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. Santiago 2:19


Es fácil sentarse a escuchar un sermón, o leer un libro, y pensar que porque hemos entendido lo que hemos escuchado o lo que el autor ha escrito, ya con eso crecemos y nos acercamos a Dios. Después de todo, conocimiento y entendimiento son partes esenciales de la fe Cristiana, tanto así que el apóstol Pablo lloraba por su gente israelita pues tenían celo de Dios, pero carecían de conocimiento (Romanos 10:1-2). Sin embargo, creer en Dios es más que aprobar con nuestra mente que él existe. Como dice Santiago: “Tu crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen y tiemblan." En otras palabras, los demonios "creen" que Jesús es el Señor, pero ese conocimiento no los lleva al arrepentimiento. Su creer no hace que ellos cambien su manera de vivir.

Antes de mi conversión, yo decía “sinceramente” que creía en Dios... pero estaba “sinceramente” equivocada. Consideraba que cuando una persona hablaba de Dios y demostraba cierto respeto a su nombre, automáticamente eso tenía mérito ante él y ante los demás. Además, yo había crecido entre monjas, yendo a la iglesia, y escuchando de figuras religiosas como Jesús, San Pedro, la virgen con diferentes nombres (María, Altagracia, Guadalupe, etc.).  Al igual que millares de personas, yo pensaba que eso era “creer” en Dios. Por ejemplo, la ecuación sobre "creer" que yo concebía en mi mente era la siguiente:

Moral + dios (el que me contaron desde niña) = 
 Buena persona (con derecho a ser aceptada y bendecida por ese dios)

Hace unos años escuché a mi pastor explicar la diferencia entre el creer como dice La Escritura y el creer como los demonios. El dijo: "Yo creo que Fidel Castro es el gobernante de Cuba y que es comunista, pero ese creer ni me hace cubano ni me hace comunista. Para que alguien sea un comunista cubano, necesita nacer en cuba o ser descendiente de cubano, y seguir el comunismo porque confía en su líder y en su sistema". Esa analogía me ayudó mucho a comprender el "creer"  bíblico.

La fe Cristiana, es más que el simple reconocer que Dios existe y que Jesucristo murió en la cruz por los pecados de la humanidad. Es más que presumir que una posición de buenos valores y buena moral puede lograr que Dios bendiga y ayude a salir de apuros. La verdadera fe es una profunda y persistente confianza que depende y se aferra a la realidad de que Jesús es Dios, Señor y Salvador... que él reina, gobierna y sabe como hacerlo a la perfección. Es la certidumbre de una esperanza viva y la convicción de una realidad que no hemos visto (Hebreos 11:1). Verdaderos creyentes son aquellos quienes atesoran a Dios, y que buscan vivir intencionalmente, llevándose de lo que él dice en Su Palabra no solo para tener mero conocimiento, sino para llevarse de ella y obedecerla. Como escribe Santiago “La fe sin obras es muerta. El hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe” (Santiago 2:17, 24). 

Sin embargo, Pablo dice que somos justificados por fe solamente. ¿Contradice Santiago lo que Pablo afirma? Por supuesto que no. Santiago trata de mostrar como luce la fe que santifica, que transforma.  Es decir, somos salvos solo por la fe, por creer. Pero esa fe no solo tiene un componente, sino que siempre va acompañada del intenso deseo de conocer y agradar a Aquel quién lo dió todo. La fe que responde al llamado del Salvador mueve a la acción, en profunda gratitud por el alto precio que él pagó. Esa es la fe del creyente.

Mi intención con esta reflexión no es que pongas en duda tu fe o la de los demás. Tampoco el que intentes inyectar "verdadera fe" en los otros. La Salvación es del Señor (Salmo 3:8 ; Salmo 37:39; Jonás 2:9). Nosotros no podemos hacer que nadie crea, ni siquiera nuestros esposos o nuestros hijos. Sino que el entender la verdad produce libertad. Dios es quien da la fe que salva, y esa fe es la que nos hace justos ante él, no porque nosotros somos justos, sino porque nuestro Rey, quien ha pagado con su propia sangre y nos redime, es justo. Y esa misma fe también santifica por medio de la Palabra, porque su Autor transforma la mente y el corazón de aquellos a quienes el redime. 

Oración  |  Señor, ¡tu reinas! sobre los creyentes y los no creyentes. Pero al final de los siglos, TODA rodilla se doblará ante ti y dará reverencia ante tu trono. Sin embargo, hasta que eso suceda, con el poder de tu Espíritu, nosotros te proclamamos con palabras y hechos. Ayúdanos a creer en ti y a creerte a ti. Enséñanos a amar con tu amor y a vivir dando de la gracia que tu nos has dado, y así dar testimonio de tu Reino, para reflejar tu luz y atraer a los que a nuestro rededor viven en tinieblas. Amén.



2 comentarios:

  1. Anoche compartia en mi comunidad de la mision continental la lectura de Saqueo, que enseñanza nos permite la biblia! Creer es entregar obras que agraden a nuestro CREADOR, tal como dice Santiago. La palabra, se place en hacernos entender esta realidad, ser cristiano es una forma de vivir en este valle de lagrimas. Gracias por compartir el mensaje lo hago propio. DIOS TE SIGA LLENANDO DE SU BENDICION

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  2. Gracias Carmen, y bendiciones para ti también.

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