martes, 5 de junio de 2012

El amor es... Parte 2 de 3



El Amor Es...  1 Corintios 13:1-13

En la quietud de Su presencia, he empezado a apreciar la belleza del amor divino y eterno del Dios Trino. He podido comprender un poco su sumisión y entrega – El Hijo al Padre, el Espiritu al Hijo, el Padre al Hijo y así sucesivamente. Su gozo en darse el bien el uno al otro, y su invitación personal a compartirlo, derrite mi corazón por completo. El pensar que yo tenga el potencial para amar con un amor semejante, aun dentro de mis imperfecciones, es inconcebible. Pero mientras más escucho el susurro de Dios cuando me llama “hija amada”, más crece el deseo de hacerlo realidad en mi. Lo que me conforta es el saber que he sido recipiente de un nuevo corazón, suficientemente sensible como para que yo pueda experimentar el amor sobrenatural de mi Redentor. 

Sin embargo, mi carne me traiciona. Mis emociones, las demandas de atención, y mis deseos de conseguir lo que quiero me atraen de nuevo al “amor” sentimental y emocional. Me duele cuando me mal interpretan, me ignoran o si tropiezo en la búsqueda de lo que deseo. Y es ahí cuando el sentimiento que siempre asoma es ese que se enfoca en mi misma. El afecto que me sale natural es el que es capaz de brotar solo cuando se siente correspondido, y que amenaza secar las últimas gotas del nuevo amor incondicional que recibí en el momento de mi salvación.

Pero he llegado a entender que el llamado de Dios para mi vida no es que trate arduamente con mi propia provisión de afectos parecidos al amor, sino que esté más consiente de la suya, que es verdadera e inagotable.  Y es precisamente en esta aventura de aprender a amar con ese nuevo amor de Dios, que he empezado a identificar lo que no es el amor.

No es amor…
El estar enamorada. Estar encaprichada. Fuera de control emocionalmente…“No me puedo contener” “Me pongo como loca cuando estoy contigo”.
El romanticismo y el sentimentalismo… “Nuestro amor es un amor libre, de adolescente” “Se que me hará feliz toda mi vida porque me escribe poemas y le encantan las baladas”
No es amor…
Evaluar al otro dentro un criterio externo… “Del 1 al 10, ella es un 11” “Los nuevos vecinos lucen gente bien, debemos acercarnos y establecer una amistad con ellos”
El egoísmo... “Me caso porque se que él va a satisfacer mis necesidades más profundas” “Con su amistad me podré dar a conocer y me aceptarán” “Con ella podré realizarme”
Necesidad de satisfacción… “Ahora siento que tengo un lugar en este mundo” “Me hace valer” “Compartimos los mismos intereses” “Nos gusta la vida emocionante y de retos divertidos” “Sin esa persona estaría perdida” (identidad)
No es amor…
Querer tomar ventajas del otro… Edad, tamaño, raza, apariencia, intelecto, madurez emocional o espiritual, estatus o destreza social, lugar de autoridad, superioridad financiera, etc.
Permitirlo todo... "Pronto cambiará" "Es que ella es así" "Si él no hubiese sufrido tanto desde pequeño" 
Ocultar la verdad o mentir... "Debemos ocultarle la verdad para que no se preocupe" "No le diré la verdad para no hacerla sufrir" "Tendremos que mentir para poder hacer el trabajo que nos ha encargado Dios". Dios es verdad en esencia. El es la fuente de verdad y la verdad no se contradice en si misma. El amor nunca puede estar basado en la mentira, y bajo ninguna circunstancia es aceptable para Dios el mentir.
No es amor…
La lujuria… “Esa persona es la que me aumenta el nivel hormonal.”  “Mientras sea sexy, lo demás no importa tanto”
El sexo… “Yo la amo porque me ella es la que me satisface sexualmente.” 
Idolatría… “El es mi vida” “El es mi amo” “Vivo preocupada pensando que algo le suceda porque no concibo la vida sin él” 
El amor es un regalo, y Dios demostró esto amándonos no solo como somos, sino a pesar de lo que somos. Por tanto, el nos llama a amarnos así los unos a los otros; no solo a los fáciles de amar, sino también a los quebrantados, a los caídos, y hasta nuestros enemigos. Pero como Dios sabe que para nosotros lo que es cómodo y natural es amar al correcto, simpático y educado, el le da a todo creyente una fe que obra mientras ama a todos, incluyendo a los caídos y a los arrogantes (Gálatas 5:6) y el Espíritu Santo, quien es el que produce el fruto de esa clase de amor (Gálatas 5:22)


Por consiguiente, lo que nos resta hacer a nosotros es tener fe y ser llenos del Espíritu. Es decir, confiar en el Señor y rendirnos completamente al Espíritu para que él produzca su fruto...que es el verdadero amor.




Continúa... Parte 3 de 3

No hay comentarios:

Publicar un comentario