viernes, 19 de junio de 2015

La fuente de la eterna juventud



"En el principio creó Dios los cielos y la tierra" (Gn 1:1)
"Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho" (Sal 115:3)        
               "Nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda                 iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras" (Tito 2:13b-14)

En Octubre del 2013, CNN EN ESPAÑOL publicó un artículo en el que anunciaba el lanzamiento de una nueva empresa de Google llamada Calico, que tiene el objetivo de combatir el envejecimiento y de alargar la vida... y ¿porqué no? quizás hasta de encontrar finalmente "la fuente de la juventud".

Cuando leí ese artículo, me puse a pensar que durante la historia de la humanidad ―para ser exacta, desde que Adán y Eva perdieron el derecho de ser eternamente jóvenes, arrastrando al resto de nosotros con ellos los seres humanos hemos tratado por todos los medios de no envejecer, y el temor a la muerte es mas común de lo que realmente admitimos. La evidencia la podemos ver hoy en el fanatismo de nuestra sociedad acerca del mantenimiento físico (fitness); el deseo obsesivo de obtener la belleza de la juventud por resistencia a la vejez; y la alarmante preocupación de todo lo que es estético, lo que ha dado como resultado una cantidad descomunal de cirugías plásticas en todo el mundo.

Lo triste de esto es que todos sabemos que, por mucho que tratemos de lucir jóvenes, y por mas que la ciencia avance, el funcionamiento de nuestros órganos va en decadencia. Al pasar de los años, las neuronas de nuestro cerebro están disminuyendo cada día; la visión 20/20 empieza a deteriorarse; nuestra digestión se va haciendo problemática; y nuestra agilidad para movernos, poco a poco se hace lenta y torpe. 

Entonces, si sabemos perfectamente bien la inevitable trayectoria de nuestros cuerpos mortales, ¿qué es en realidad lo que nos produce esa ansiedad?

Yo propongo algunas razones como por ejemplo: 

  • No fuimos creados para morir; el plan inicial era que viviésemos bajo el cuidado y la protección del Creador, disfrutando de su presencia eternamente (Gn 2). Por consiguiente, nunca podremos ver la muerte como algo natural, ni la vejez, porque es la anunciante de ella. 
  • Dios puso eternidad en nuestros corazones, y por eso nos aferramos a la vida (Ecl 3:11).
  • El pensar que vamos a ser juzgados por nuestro Hacedor, sabiendo que somos incrédulos, idólatras, y desobedientes nos aterra (Heb 10:27-31)
  • Pero yo pienso que la razón fundamental es nuestra falsa noción de Dios. El conocer al Rey y Señor del universo, es lo que determina no solamente como respondemos a la realidad del fin de nuestros días, sino también a las circunstancias, buenas y malas, que se nos presenten en la vida.  
Ahora la pregunta del siglo es: ¿Cómo empezar a conocer a ese Dios?  ¿Cómo creerle a un ser que es Espíritu, y que por lo tanto no podemos ver

En el libro de los Hechos, hay un pasaje en el capítulo 17 en el que el apóstol Pablo muestra los tres rasgos fundamentales que el Dios de la Biblia ha revelado de sí mismo. Es decir, Pablo dice que si has de creer en el único y verdadero Dios, estos son los tres primeros atributos que has de conocer de él:
  • Dios es creador él fue quien hizo al mundo y todo lo que vemos (v.24-25). 
  • Dios es soberano él gobierna su universo, y tiene todo bajo su control desde el pasado eterno (v.26). 
  • Dios es redentor él envió a su Hijo para salvarnos de su ira, y para darnos fe y una esperanza viva (v.31). 

El Dios Creador, entonces, es poderoso, eterno, omnipresente, y suficiente. El toma la iniciativa de dar la vida, y eso le otorga el derecho de quitarla. 
El Dios Soberano es quien decreta y gobierna todas las cosas porque es supremo en santidad y sabiduría. Él es perfecto y justo, aún en su ira; por eso es el Juez de la tierra, quien ha establecido la perfecta justicia. El es lo suficientemente sabio para establecer los límites y las condiciones de nuestros días.
El Dios Redentor, es amor, misericordia, bondad, paciencia, y fidelidad. Su favor, que no merecemos, es lo que nos sirve de consuelo y aliento para enfrentar el dolor de la aflicción; y sus promesas, para darnos esperanza cada día.

Amiga, si has creído en el Dios verdadero, o crees en este momento en el Dios creador, soberano, y redentor de la Biblia, no tienes que esperar a que alguien encuentre "la fuente de la juventud". Tu Dios es la fuente; él es eterno, te ha dado vida eterna y le perteneces. 

Si, es cierto que nuestro cuerpo físico se está debilitando; y que un día, inesperadamente dejaremos a los nuestros que tanto amamos. Pero gracias a que Jesús, siendo el Dios eterno nos amó, y pasó por el dolor de la muerte y separación de su Padre; tu y yo, ahora tenemos la esperanza de vivir una vida eterna y perfecta, sin el deterioro de la vejez y sin la interrupción de la muerte. No más dolor ni lágrimas, no más injusticias ni enfermedades!  

Amada hermana, no hay que temer. La vida que Dios ha prometido a sus hijos es una, donde el mañana será mas glorioso que el hoy, porque él es la fuente de gloria, eternidad, y esplendor.    

"Por tanto, no desmayemos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez mas excelente y eterno peso de gloria". (2 Cor 4:16-17)

Andreina Lopez

jueves, 10 de abril de 2014

Aprendiendo de la caída de otro líder pastor



Hay tristeza y dolor en el cuerpo de Cristo. Uno de los nuestros ya no es hallado irreprensible para continuar ejerciendo su llamado de ser pastor, y por consiguiente, ha tenido que ser removido del lugar ministerial donde Dios lo había puesto. Por supuesto que me refiero a nuestro hermano de Calvary Chapel Fort Lauderdale, Pastor Bob Coy, por quien oramos incesantemente.

Desde que escuché la noticia el domingo en la noche, he tratado de aprender a través de lo que leo y escucho, para mi propia transformación y consuelo, y para poder consolar a otros. Y aquí van algunos de mis pensamientos sobre lo que he aprendido:

La Iglesia, mientras espera por su Señor, (y cuando digo la Iglesia, no me refiero a los que están en una iglesia los domingos, sino a los que están en Cristo), es necesario que se ponga el lente del EVANGELIO para interpretar correctamente lo que Dios dice en Su Palabra, y descifrar con precisión los sucesos que van ocurriendo.

La triste realidad del creyente es que hay todavia pecado en el. La batalla mas grande la estamos librando diariamente en nuestros propios corazones — entre los deseos de la carne y los deseos del Espíritu—Nosotros los cristianos estamos propensos a la ceguera espiritual, la cual es tan dañina, que no nos deja ni siquiera reconocer el hecho de que estamos ciegos. Por tanto, si alguien de la familia de la fe no interviene e interrumpe nuestras vidas con regularidad, el continuar ajenos a nuestro propio pecado puede llegar a endurecer nuestro nuevo corazón de carne (Hebreos 3:12-15); además de que el pecado, como ya sabemos, siempre va a traer consecuencias (Gálatas 6:7). Es por eso que NINGÚN miembro del cuerpo, por ninguna razón, puede darse el lujo de vivir aislado de los demás miembros. El codo, definitivamente no puede funcionar sin la ayuda del brazo y viceversa.

El lugar idólatra y de estrellato en que nuestra cultura cristiana coloca a muchos pastores y líderes, ha dado como resultado que estos hermanos se aíslen del resto del cuerpo, como si no necesitaran ser confrontados, exhortados y ministrados en amor, como cualquier otro miembro del cuerpo de Cristo.

Pero eso no está bien. Todo liderazgo necesita ser conocido por su congregación. Los miembros de una iglesia necesitan reconocer y aceptar los defectos de sus líderes, y ser para con ellos instrumentos de gracia. También, se les debe dar el privilegio de poder hacerse vulnerables, al igual que sus familias, y ser partícipes del regalo de la confesión y el arrepentimiento habitual. Después de todo, ese estilo de vida es el que realmente le da gloria y honra al Creador por su maravillosa gracia, y lo que nos hace valorar cada día, la cruz de Jesús.

Los pastores también necesitan ser pastoreados por otros y sentirse amados y perdonados por los hermanos que le rodean. Por eso, es importante que ellos sean parte activa de grupos pequeños de discipulado y crecimiento espiritual. Porque la realidad es, que si Cristo es la cabeza, entonces TODO lo demás es cuerpo... y todas las partes tienen las mismas necesidades de crecimiento y transformación.

El evangelio es la buena noticia de Dios, porque la mala del pecado de toda la humanidad es letal. El pecado, es nuestro constante y latente problema. Y contrario a lo que dice el enemigo, Satanás, SI es cierto que va a traer muerte cada vez que le demos el paso: Mueren los sueños por lo que tanto hemos luchado por alcanzar, muere la confianza, mueren oportunidades de ministerio, mueren momentos que pudieron ser hermosos y de profunda intimidad, mueren vínculos afectivos, y mueren relaciones que Dios unió con la intensión de que fueran para siempre.

PERO DIOS ES EL REDENTOR, y la buena noticia es que él lo está haciendo todo nuevo. El es el Dios de GRACIA que perdona, que no abandona a sus hijos, que restaura, y que a su forma y en su tiempo, hace que para aquellos que le aman (aunque imperfectamente)... TODO obre para bien.

Yo creo que tenemos motivos suficientes para regocijarnos y estar agradecidos al Señor de que el avance de su plan redentor, y la completa edificación de SU IGLESIA, no esté sujeta al "buen" comportamiento de su novia imperfecta. Sino que las puertas del Hades no prevalecerán contra ella, gracias al intachable comportamiento de Jesús, y a que su obra redentora sí fue perfecta.

¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. (Salmo 42:5)

Andreina Lopez

miércoles, 6 de febrero de 2013

¿Sabia, necia... o ambas?



Esta entrada es dedicada a mis lindas hermanas del grupo de "PROVERBIOS"

El ministerio de damas de nuestra iglesia, empezó simultáneamente en los grupos pequeños un estudio del libro de Proverbios. Y a pesar de que apenas hemos visto el primer capítulo, son tantos los tesoros que ya he descubierto, que me he motivado a escribir nuevamente. Al leer mis experiencias, espero que te sean alentadoras y de gran bendición.

Proverbios, en la Biblia, es un caudal de conocimiento práctico, que nos ayuda a ser juiciosas al tomar nuestras decisiones diariamente, sean grandes o pequeñas. En él, la sabiduría misma en forma de metáfora, nos suplica que la adoptemos, al mismo tiempo que nos muestra a dos tipos de personas: las sabias, quienes la reciben, y las necias, quienes la desprecian.

La tendencia natural para quien lee Proverbios, es crear en su mente dos bandos, y colocarse en uno de ellos de acuerdo a la percepción que ella tenga de sí misma.

Pero la realidad es que el pecado nos pone a todas en un solo bando... en el de las necias. Yo se que esto suena duro, pero cuando alguien esta enfermo, si solo se le tratan los síntomas, inevitablemente la enfermedad lo llevará a la muerte. Además, antes de tratar la enfermedad, necesitamos el diagnóstico correcto, y el nuestro es: Un corazón dañado por el pecado que se inclina por la creación y no por el Creador.

Aunque siempre queramos actuar sabiamente, la guerra entre los deseos de la carne y los deseos del Espíritu seguirá latente en nuestro corazón; y es evidente que no siempre dejamos ganar al Espíritu para que cumpla sus deseos en nosotros. Es por eso que somos impacientes, nos irritamos, y queremos lo que queremos cuando lo queremos.

Algo que me sucedió recientemente puede ilustrar que tan fácil podemos caer en la necedad.

Unos días atrás, yo envié a mi hija Andria a buscar la toga y el birrete que le había ordenado para su graduación. El día de la sesión de fotografía ya se aproximaba, y mi amiga María me había hecho el favor de hacer el pedido por internet junto con el de su hija, que tambien se gradúa este año.

El problema ocurrió cuando Andria se apareció de regreso en la casa sin lo que fue a buscar. Esa noche yo perdí completamente los estribos al ver que ella había venido con las manos vacías. A pesar de que me decía llorando "lo siento Mami, no lo hice con intension de herirte", mi enojo me nublaba. Lo único que podía ver era una hija inepta, incapaz de obedecer una simple orden, y su falta de consideración por no pensar en mi. En ese instante, mi razón se bloqueó simplemente porque yo deseaba ver la toga y el birrete que le había comprado, y no los tenía en frente a mi como yo esperaba.

¿Te das cuenta? En ese momento, el Espíritu de sabiduría deseaba darle a mi hija paciencia, comprensión, e instrucción. Mi carne, sin embargo, me decía que mi deseo era lo mas importante y no se me había cumplido. Después que Andria subió a su cuarto llena de frustración, yo empecé a sentirme mal al reconocer mi necedad. Verás, en el amar a los demás, para lo único que Dios nos insta a que miremos hacia nuestro ser interior es para que nos auto-examinemos, y eso fue lo que hice. No me había puesto furiosa porque mi hija había quebrantado la ley de Dios, sino porque había quebrantado la ley de Andreina, la ley del "yo".

Amiga, el pecado que vive aún en nosotras nos mueve a la necedad del egocentrismo. Nos lleva a que nos engañemos a nosotras mismas, y rehusamos ver nuestras faltas. Nos hace merecedoras del título de insensatas, porque nos creemos auto-suficientes, cuando en realidad no lo somos. Y lo peor, nos arrastra al moralismo, y a creernos mas puras y justas de lo que realmente somos. Eso nos hace arrogantes e incapaces de ver nuestra propia necesidad de la gracia de Dios. Si lo quieres comprobar, solo tienes que entrar a Facebook y leer los versículos y comentarios de algunos creyentes "bien intencionados". Vas a notar el patrón y que el mensaje es siempre: "Esto es lo que ustedes deberían estar haciendo, así como yo lo hago"; cuando estamos llamados a comunicar "Te invito a que entres a mi mundo de imperfecciones, y te encontrarás a un Dios con un amor tan grande que me acepta a pesar de ellas."

La noche anterior yo había actuado como necia. Afortunadamente Dios me ama demasiado para dejarme como estoy, y es por eso que él viene a mi encuentro en medio de mi necedad. Dios no necesita derramar su ira sobre mi por ser necia, pues ya él la derramó sobre su Hijo en la cruz. En su gracia, el Dador de la sabiduría no solo me da el perdón por la falta de ella, sino que tambien me da la que necesito para reparar el daño que he hecho. Por eso, al día siguiente, en la primera oportunidad que se presentó, y con la libertad de saberme perdonada por Dios, le pedí perdón a mi hija por ser irracional. Ella me abrazó, y con una sonrisa me aseguró que ya me había perdonado.

Es en momentos así que el Principe De Paz derrama su bálsamo para sanar nuestras heridas y restaurar nuestras relaciones. Es cierto que mi lucha por ser sabia y no necia continúa, pero no es menos cierto que Cristo, en quién están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento (Col. 2:1-3), compró con su sangre el perdón por mi falta de ella.

Un día, todos mis pensamientos, mis decisiones, mis palabras y mis acciones serán perfectamente sabias, porque veré cara a cara al más Sabio de los sabios... y entonces seré como es él.












sábado, 17 de noviembre de 2012

"Por sus llagas somos sanadas"




Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por sus llagas fuimos nosotros sanados.Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. (Isaías 53:3-6Énfasis mio

El viernes pasado celebramos la culminación de nuestro grupo bíblico de otoño. Esta vez estuvimos examinando el libro de Efesios, a través del estudio titulado "Por sus llagas somos sanadas", traducción del libro en ingles "By His Wounds You Are Healed" de la escritora cristiana Wendy Horger Alsup.

Nuestro precioso Redentor se la lució al regalarnos una noche espectacular, en la que un suave viento otoñal acarició nuestros rostros; y el firmamento lleno de estrellas nos iluminó, mientras nos deleitábamos con deliciosos platillos, bellas alabanzas, participando de la Santa Cena, y compartiendo el gozo de nuestros corazones.

El grupo estaba formado por once hermosas damitas, quienes durante por casi tres meses — ¡como pasa el tiempo! — estuvimos explorando la carta del apóstol Pablo a los hermanos de Éfeso. Todos los martes nos reuníamos en mi casa. Y cada semana, en medio de los retos y ocupaciones, el entusiasmo y el regocijo era mas que evidente; tanto es así, que la expresión "estoy loca porque llegue el martes" en los textos, correos y llamadas, se hizo algo común. Era obvio, y además contagioso, el deseo de contarnos como nuestras historias se iban entrelazando con la historia de Dios. Y es que el verdadero discipulado cristiano ocurre cuando las vidas se interceptan con el propósito de caminar por un determinado tiempo, mientras aprenden juntas a confiar, imitar, y seguir al Maestro. Nosotras nos amamos, nos escuchamos, nos alentamos, y crecimos en gracia y en fe. ¡Eso es lo que hacen los discípulos de Cristo!

Pero mas allá de lo que estudiábamos, comíamos, llorábamos y reíamos, este tiempo fue fructífero y de gran significado porque desde el principio fue un grupo "seguro" — completamente centrado en el evangelio.

 ¿Y que es lo que hace que un grupo de creyentes sea emocional y espiritualmente seguro? Bueno, de entrada lo que implica es que cada persona tiene un entendimiento claro de las buenas noticias de Dios. Con esto, no estoy diciendo que las participantes del grupo teníamos mucho conocimiento de Biblia. Lo que quiero decir es que reconocimos que nuestro gran problema es nuestro PROPIO pecado y que admitimos nuestra gran necesidad del Salvador, quien estuvo dispuesto a ir a la cruz y tomar el trago mas amargo en la historia de la humanidad para redimir, reparar, y sanar aquello que nosotras no podemos tocar ni siquiera en la superficie. Es por eso que al acurrucarnos en la verdad del evangelio, pudimos aceptarnos tal cual, y ser honestas sobre lo bueno y lo malo de nuestras vidas. Pudimos experimentar seguridad al sentirnos escuchadas y comprendidas, porque entendemos que si estamos donde estamos, es por la gracia de Dios. Amigas que han comprendido el evangelio no tienen la necesidad de aplastar a las otras para sentirse que son mejores. Son conscientes que están sentadas en la silla que lleva el rótulo: "PERDONADA... POR GRACIA".

He querido compartir con los lectores de este blog parte de los testimonios expresados durante el tiempo del estudio, y en la noche de clausura.  Estos son algunos de los comentarios que testifican de la obra de Dios en los corazones de sus hijas:

Humildad para abrazar la verdad — "Efesios me ha dado una nueva luz, y humildemente he abrazado las nuevas verdades que Dios ha comunicado a mi corazón. Mi relación con el Señor se ha renovado, y deseo seguir creciendo en mi fe y en la verdad del evangelio. Le doy gracias a Dios por haberme traído a este grupo."  
Motivada por el amor y la gracia de Dios a hablar de Jesús — "El tener la seguridad que todas mis faltas ya han sido pagadas por Jesús en la cruz, me ha quitado un gran peso de encima. El pasado queda atrás para que sea Dios quien lo redima. Y estoy tan agradecida del amor infinito del Señor hacia mi, que he decidido vivir para él y para agradarle en todo... esa es mi meta diaria.  Ahora que comprendo que "la gracia" es favor no merecido, siento un profundo deseo de que TODOS los que me rodean conozcan al Jesús que me salvó sin yo merecerlo, simplemente por Su gracia." 
Fortalecida en medio de un avivamiento personal —"He tenido un nuevo reencuentro con mi Señor.  Se que hubiese respondido muy diferente a las inevitables pruebas y tropiezos que me han visitado durante este tiempo, de no haber tenido la estrecha intimidad que tengo ahora con mi Salvador.  Se que mi Dios es bueno siempre, y además me ama con un amor perfecto. Eso, aun en momentos de tristeza, me da la paz que sobrepasa todo entendimiento. ¡La llama de mi fe se ha encendido de nuevo!" 
Motivada a la obediencia y a la honra por la obra de Dios en el pasado eterno — "Cuando leí y comprendí que Dios, desde antes de la fundación del mundo ya me había elegido para ser Su hija a pesar de no merecerlo, todo lo referente a mi conversión hizo sentido — Entiendo ahora el porqué de mi llanto inexplicable al escuchar el evangelio, el sentirme tan mal conmigo misma, y ese deseo espontáneo de continuar yendo a la iglesia. Dios me había dado una nueva fe para confiar en él, y un nuevo Espíritu, quien me dio convicción de pecado y que ahora vive en mi. Yo estaba muerta, era un cadaver espiritual, y El eligió revivirme — ¡Wao, eso ha impactado tanto mi vida! Siento una gran responsabilidad de responder a ese amor y a esa acción por parte de Dios. ¡Estoy tan agradecida! y al mismo tiempo, un temor reverente como que se ha apoderado de mi ser. ¡He sido elegida por el Creador para pertenecer a su familia. Aleluya!" 
Motivada por su reconciliación con Dios a perdonar y a ser pacificadora —"En general, todo lo que he aprendido me ha dado una paz que no había experimentado antes, y ha traido humildad a mi corazón. El entender esas verdades fundamentales, ha logrado que yo vea mi vida con una perspectiva diferente. El evangelio y el saberme tan amada y aceptada por Dios, me ha ayudado a responder diferente a las dificultades de la vida. En tan poco tiempo, Dios ha usado mis respuestas pasivas para traer salvación entre los míos, ha empezado a sanar heridas, y ha traído reconciliación a relaciones valiosas y significativas.  ¡Que lindo es el Señor, no solo me ha reconciliado con El, sino que me ha ayudado a reconciliarme con otros!" 
Motivada por la fidelidad de Dios a obedecer y confiar gozosamente —"Lo cierto es que Dios es bueno, misericordioso y nos ama con un amor infinito, aunque sus caminos y sus pensamientos son mas altos que nuestros caminos y nuestros pensamientos.  El es soberano y todo lo sabe, por eso hace como quiere. Cristo desea sanarnos y liberarnos de las cadenas que nos atan, lo que pasa es que muchas veces nosotros nos empeñamos en guardar cosas en los closets mas oscuros y profundos de nuestros corazones. PERO DIOS, en su gracia, en la primera oportunidad que le damos, hace todo lo posible para ayudarnos a sacarlas y exponerlas a la luz, porque solo así El puede redimirlas y transformarlas en obras de la luz y en algo bello. El problema es que al comienzo duele, y le tememos al dolor.  Sin embargo, mi fe está firme especialmente al tener un mejor entendimiento y la confianza de que en la cruz, por sus llagas seré sanada". 
Fe y regocijo por el amor, perdón y aceptación de Dios —"Aunque soy una bebé espiritual, he comprendido que soy una nueva criatura, aceptada y perdonada por Dios, el Creador del universo. El pasado debe quedar atrás, y tengo la esperanza de que Dios se va a encargar de mi vida, de mi hogar y del mundo que me rodea. Ahora solo deseo agradarle y vivir una vida diferente, aunque tengo que confesar que no es fácil. Pero Dios me ama y me ayudará. ¡Que felicidad y que alivio!" 
Agradecida por la gracia y la provisión de Dios —"Si hay alguien que puede testificar de la bondad, el amor, y la gracia de Dios soy yo. Según el panorama que veían médicos humanos, yo no debería estar viva. Pero el Médico divino intervino porque sus planes eran otros.  El no solo salvó mi físico sino que usó esa fuerte tribulación para que yo respondiera positivamente a Su llamado y redimir mi alma, que es lo que a El le importa. Mi trayectoria ha sido difícil, pero precisamente por eso entiendo ¡qué tan grandioso y bueno es el Dios en quien yo he creído!" 
Motivada a responder en fe a las buenas noticias de salvación — "Cuando leo las lecciones, no es mucho lo que puedo comprender porque no estoy familiarizada con la Biblia, pero le he entregado mi corazón a Jesucristo para que de ahora en adelante El me guíe. Estoy segura que El me ayudará a entender. Yo creo que Jesús murió en la cruz por mis pecados y deseo conocer mas de El. He visto el gran cambio de mi hija, y sé que El lo va a hacer conmigo también... poquito a poquito" 
Motivada a esperar confiada en Dios —"Yo había estado orando a Dios para que aumentara mi fe. Entonces, me hablaron de este estudio y opté por asistir. Aquí he conocido lindas y amorosas hermanas, y el escuchar la clara exposición sobre la gracia de Dios me da libertad para esperar confiadamente en El. ¡Y eso es fe!.  He entendido que Cristo obra independientemente de mi, a su forma y en su tiempo, tanto en mi corazón como en el de aquellos a quienes yo tanto amo."  
El ver la transformación que puede lograr la verdad del evangelio, en mi misma y en los demás, definitivamente hace crecer mi fe y estimula el amor a Dios y a mi prójimo. Una vez más, el Espíritu ha hablado a mi corazón en forma fresca y profunda por medio de La Palabra y de los testimonios de tan preciosas hermanas. El impacto que ha hecho esta vez el estudio y el grupo, puede ser resumido así:
Creciendo en fe y siendo transformada a la imagen de Cristo — "Mis heridas nunca justifican mis malas acciones o actitudes. El reaccionar a ellas nunca lograrán curarlas. Solo cuando voy a la cruz y veo que ese era el lugar que me correspondía a mi, y que además el dolor de la separación con el Padre, cada golpe, y cada laceración que el Hijo recibió lo hizo para pagar por cada una de mis mentiras, indiferencia, idolatría, egoismo, arrogancia, etc...Es entonces cuando puedo esperar en Dios con humildad y disfrutar de verdadera paz. Es entonces cuando no tendré que manipular buscando la aprobación de los demás. Es entonces que tendré la libertad y el sentido de responsabilidad de perdonar. Es entonces que mi respuesta será... amar. Porque por Sus llagas somos sanadas."  Andreína 






















viernes, 12 de octubre de 2012

De testigo a abogada




...y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8b)

Hay ocasiones en las que creemos que estamos testificando sobre las buenas noticias del Evangelio, cuando en realidad lo que estamos haciendo es aconsejar y corregir, por lo general, con un pequeño sermón.

Déjame contarte lo que me sucedió a mi.

La compañía fumigadora con la que tenemos contrato, por los últimos tres meses ha enviado al mismo técnico. Usualmente, yo trato de ser cortés con todas las personas que vienen a mi casa a rendirme algún tipo de servicio, consciente de que al llamarme cristiana, estoy representando a Cristo y deseo dar siempre buen testimonio de El. Por lo regular, ofrezco algo de tomar, doy buenas propinas, y procuro entablar algún tipo de conversación con ellos. Con Eduardo, el fumigador, no ha sido diferente. De su vida personal, ya se que es cubano, que tiene dos hijos, que le encanta la comida de mi país, y que aunque dice creer que existe un Dios, no es seguidor de Jesucristo.

La semana pasada le tocó fumigar en mi casa. Después que terminó su trabajo, y mientras yo le hacía el cheque de pago, me hizo esta pregunta: "Señora Lopez, ¿a usted cuál candidato le gusta, Obama o Romney?"

No queriendo entrar en polémicas de política, y percibiendo una brecha que talvez me daría la oportunidad para predicarle el Evangelio, le di una respuesta corta y equilibrada. Le expresé brevemente sobre las deficiencias que veo en ambos candidatos; la agenda que me agradan y me desagradan de los dos partidos; y le hice la aclaratoria, que el voto es una cuestión personal y de conciencia, cuando lo vemos desde la perspectiva de Dios, quien esta en control de los que gobiernan.

Al decir esto, con tristeza y lágrimas en sus ojos Eduardo me dijo: "¿Que tiene que ver Dios con la política, cuando El se ha olvidado por tantos años de Cuba?"

Aunque en ese instante yo no le presté mucha atención, es obvio que toqué una fibra muy sensible de su corazón. Lamentablemente, su reacción también tocó una fibra en el mio, la del orgullo, que me llevó... de ser una humilde testigo de Cristo, a ser una arrogante abogada de Dios.

Inmediatamente traté de corregir su forma de pensar y le dije: "Estas insinuando, al cuestionar a Dios, que sabes mas que El, y que la situación de Cuba estaría mejor si fueras tu quien estuvieras en control."  En medio de mi argumento, el me interrumpió brevemente para decirme que el asunto de Cuba y el comunismo de Fidel separaba a las familias, y que él era una de las miles de víctimas que lo estaba sufriendo en carne propia.  A eso yo contesté que Dios sabia lo que hacia.  El joven fumigador, después de escucharme un rato mas en silencio acerca de que tan equivocada era su percepción de Dios, con su cabeza baja se atrevió a interrumpirme de nuevo para decirme: "bueno, puede que tenga razón, pero se me hace tarde y debo seguir mi ruta de trabajo"... y se marchó.

Al cerrar la puerta, mi hija, quién se había percatado de mi tono "efusivo", se limitó a decir: "¡Wao Mami, pobre hombre. ¡Cuanta intensidad!"

El deseo de darle a conocer la gloria de Cristo a mi prospecto discípulo, inicialmente estaba ahí. Pero en el momento que vi mi argumento atacado, me olvidé de testificar sobre la gracia y el gran amor del Hijo de Dios. Andreina, la hija de Dios, en vez de ser testigo viviente de su gracia y su amor, se convirtió en abogada del Creador — como si El necesitara de mi defensa o dependiera de mi pasión.

Pero ¿que fue lo que pasó?

El problema vino cuando YO sentí que se estaba poniendo en tela de juicio MI opinión. Me enfoqué tanto en lo que "YO" desea comunicar, que no me percaté del corazón lastimado que pude confortar.

Lo que usamos para testificar, nunca es tan importante como lo que nos motive a testificar. En este caso, cuando mis creencias sobre Dios se vieron atacadas, mi orgullo bloqueó mi sensibilidad para ver el dolor que le esta causando a Eduardo y a su familia su forzosa y triste separación. Mi enfoque se desvió, y lo que empezó con buena intensión de una genuina proclamación, terminó en una defensa sobre MI posición. El presentar las maravillosas nuevas del evangelio pasó a un segundo plano.  

Eduardo no necesitaba una reprensión por su errada percepción de Dios, es natural pues está en tinieblas. Eduardo necesitaba simplemente escuchar la verdad en amor del Evangelio, una voz de esperanza, y la oferta de que Jesús ha provisto para el y su familia cuidado, protección y salvación.

No es la primera vez que me sucede, y estoy segura que no será la última. Pero eso no me debe desmoralizar, porque yo no estoy siendo conformada según mis imperfecciones y deseos carnales, sino transformada según el humilde, sabio y dulce caracter de Cristo. Es el Evangelio precisamente que me hace libre del temor de ser ridiculizada o atacada. Es el Evangelio que me dice que no debo condenarme por mi ineficiencia al proclamarlo... Cristo no me condena. Porque no es mi elocuencia ni mi persistencia lo que producirá en una persona no creyente frutos de labios que confiesen Su nombre. Únicamente Su gracia puede dar un nuevo espíritu, un nuevo temor, una nueva fe y un nuevo corazón.

A traves de este episodio he podido recordar que el Evangelio no es un sermón, en el cual se explica como hemos sido perdonados para poder entrar en el cielo. No es un consejo, en el cual le debemos decir a la gente lo que están haciendo mal y como pueden corregirse.  No es una advertencia de que si no cumples la lista de mandatos divinos, no vas a ser bendecida, y al final, te vas a quemar en el infierno. Aunque el mensaje incluye el que somos perdonados. Aunque mientras lo proclamamos, podemos dar un oportuno consejo, o advertir sobre la horrenda existencia de una eternidad sin Dios. El Evangelio que los creyentes han sido comisionados a proclamar es otra cosa. El Evangelio son las BUENAS NOTICIAS, para ser anunciadas por personas imperfectas como yo, de que gracias a la obra de alguien perfecto llamado Jesús, podemos tener comunión con Dios, y la esperanza de un día poder disfrutar la gloria de Cristo a plenitud. (2 Corintios 4:4)

Es mi oración que el Señor, a su manera y en su tiempo, le permita a Eduardo escuchar su invitación de entrar por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; que el desee alabarle y bendecir su nombre. Porque el Señor es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones.
(Del Salmo 100: 4-5)









lunes, 8 de octubre de 2012

En guerra

Antes de disponerme a escribir esta entrada, busqué en Google una imagen bajo la palabra "discipulado", que ilustrara el caminar del creyente, y esta es una de las primeras que aparecen.

¿Transmite mucha paz, verdad? Ya quisiera poder  yo transportarme a un lugar así, en vez de tener que enfrentar la realidad de mis días. Yo no quisiera tener que expresarle hoy mis desacuerdos a mi esposo en cuanto a tal o cual decisión. O tener que ir al médico porque no me he sentido bien. Si pudiera, escaparía al tener que confrontar a mi amiga sobre su tóxica relación. Y ¡que daría yo por no tener que pasar un mal momento amonestando a mi hija! Me encantaría poder decir que este paisaje describe mi vida. Que siempre ando tomada de la mano de mi esposo, disfrutando del olor de la tierra por un camino campestre, desolado, tranquilo, y sin las abruptas intersecciones que remuevan mi terrenal estadía... ¡Que rico!

El problema es que, si la imagen que nos hacemos de nuestro caminar como discípulos de Jesucristo, es una serenidad, quietud y tranquilidad perpetua, lamentablemente no estaremos preparados para la vida que Jesús nos ha llamado a vivir.

En el estudio bíblico de los martes que se realiza en mi casa, acostumbro a preguntarles a "mis damitas" como han pasado la semana. Este martes Nati, una de ellas, repondió sabiamente, "¡En guerra!". Eso me impactó, me encantó y me inspiró a escribir.  Efectivamente, Dios nos ha revelado en su Palabra que la vida de sus discípulos es estar en guerra constante. El apóstol Pablo le dijo a Timoteo: "Pelea la buena batalla de la fe" (1 Timoteo 6:12). En otras partes, la vida Cristiana es descrita como una batalla (Efesios 6), o una larga y ardua carrera (1 Corintios 9).

Si bien es cierto que Dios provee a sus seguidores con "una paz que sobrepasa todo entendimiento" (Filipenses 4), esa no es la historia completa. Dios también nos dice que aparte de las guerras entre naciones, entre relaciones familiares, entre jefes y trabajadores, y entre amigos, se lleva una guerra mas profunda y fundamental; una guerra que libramos todos y cada uno de los discípulos de Cristo diariamente. La razón por la que no se comenta de ella, es porque aún cuando arrastramos muchas víctimas, este tipo de guerra nunca llega a los titulares, mucho menos a los noticieros.

A lo que Dios se refiere es a la batalla interna que debaten constantemente mi carne y Su Espíritu por adueñarse de mi corazón. Eso sucede cada vez que mi deseo se transforma en pasión y luego se convierte en demanda. Por ejemplo, YO deseo  demando  llegar a la tienda a las 10:30 de la mañana. Al encontrarme con un tráfico pesado que me lo impide, me pongo furiosa... de mal humor. Encuentro que todo me queda mal; y encima, le hablo mal a la cajera. El problema viene porque no se me cumple mi deseo de llegar a la hora que YO he establecido. El intenso impulso de cumplir mi propia voluntad, ignorando la soberanía de Dios, y el contraste del ferviente anhelo del Espíritu de cumplir la voluntad de Dios, provoca el "tira y hala". El Espíritu aspira producir en mi su fruto de amor, paz, gozo, paciencia, etc., que es lo que deleita al Padre y al Hijo. Es un combate constante entre mi reino y el reino de Dios. Un ataque directo al Creador, Señor y dueño de todo, que hace como quiere.

Santiago describe este tipo de conflicto interno haciendo esta pregunta retórica:
¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? (Santiago 4:1)
Y Pablo explica su propia lucha así:
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mi, pero no el hacerlo... 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;       23  pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.  (Romanos 7:18; 22-23)
A mi, por ejemplo, me fascina la idea de tener un compañero amoroso y fiel, pero no siempre quisiera tener que contar con él para hacer lo que YO quiero. Mi mayor anhelo es tener una linda relación con mi hija adolescente, pero no me gusta tener que dejar lo que estoy haciendo cuando ella viene a mi a contarme algo que YO considero irrelevante... aunque obviamente para ella sea importante. Mi esperanza es tener salud y buena calidad de vida durante mi vejez, pero hoy YO quiero comer lo que le agrada a MI paladar, aunque no sea conveniente para mi cuerpo. Todos sabemos la importancia del ahorro, pero es que hay miles de cosas que YO deseo darme el gusto de tenerlas. Estoy consciente de mi necesidad y responsabilidad de congregarme con otros hermanos, pero en muchas ocasiones ¡Como me gustaría quedarme durmiendo horas extras y descasar en casita, la cual YO disfruto tanto!

En otras palabras, la creación (YO) lucha contra el Creador para apropiarse del ser interior (el corazón). Es una competencia "magna" entre el reino de la carne y el Reino del Espíritu, tratando de establecer su trono en mi. Dependiendo de a quien yo me someta y me rinda, ese controlará mi corazón; será lo que dicte mi conducta, y si se hará la voluntad de la reina Andreína o la voluntad del Dios Rey.  Al final, la suma de los días será lo que marque no mi destino final, pero si la trayectoria de mi vida. Así es el caminar del cristiano... "en guerra", como dijo Nati. Nuestros enemigos principales no son otras personas. Nuestro enemigo implacable es nuestro propio pecado, esto es, nuestros deseos y pasiones carnales.

Y ¿Que tal de las influencias culturales y sociales? ¿Que me dices de las artimañas de Satanás? Pues te diré que ambas sirven de municiones para la carne, y las debemos desechar para evitar nuestra propia destrucción.

La vida cristiana es una batalla por la fe. O le creo a Dios que lo que él ha hecho, lo que está haciendo y lo que hará es perfecto y motivado por su gran amor, dejando que eso dicte el hacer su voluntad. O le hago un sabotaje a mis pensamientos y hago lo que quiero, poniendo mis deseos por encima de los deseos de él.

Es cierto que el vivir en medio de una constante batalla no se siente como algo bueno, en el sentido de que cualquier lucha siempre va a representar peligro. Sin embargo, el evangelio me dice que mi lucha es buena porque eso significa que estoy VIVA. Los muertos espirituales no se inmutan, son insensibles a los desafíos del mundo espiritual. Además, Dios me dice en su Palabra que aunque tenga pérdidas en el camino, mi victoria final ya está asegurada, gracias a la perfecta obra a mi favor de Jesús en la cruz.

Llegará el tiempo en que no tendremos que luchar más, no tendremos que esperar más, y el perfecto amor reinará. Nuestros mas profundos deseos serán plenamente satisfechos por nuestro Rey, porque solo él reinará en nuestros corazones. Pero por ahora, mientras estemos en este lado del cielo, podemos enfrentar nuestras luchas sin temor. Recordemos que no estamos impotentes... contamos con el poder del Espíritu. No estamos indefensos... tenemos la espada de La Palabra. Al sometemos a Dios confiadamente, el ejército satánico huye de nosotros. No batallamos solos... el Espíritu de Cristo está en nosotros.

Por consiguiente, en medio de nuestras tentaciones y batallas podemos decir confiadamente...

 "Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece" (Filipenses 4:13).





domingo, 16 de septiembre de 2012

Embajadores en medio de la turbulencia



"Así que, somos embajadores en nombre de Cristo..." (2 Corintios 5:20)

Después de un tiempo de ausencia aquí en mi blog, estaba súper deseosa de retomarlo para escribir y compartir lo que el Señor continúa haciendo en mi vida. Gracias por tu visita.

Unas semanas atrás, la líder del "Ministerio De Mujeres En Prisión" de la iglesia donde mi familia y yo nos congregamos, me llamó para pedirme que compartiera un devocional corto durante una reunión que teníamos de dicho ministerio. Al día siguiente, mientras pasaba tiempo con el Señor, leyendo en 1 Corintios 5, me llamó la atención la palabra "embajadores". Esto quizás porque días atrás, me había encontrado con una compañera de la escuela primaria, y quien es hija de un ex-embajador de Chile en mi país. 


Con las vivencias de mi niñez a flor de piel, y después de reflexionar sobre que tan similar eran los papeles de un embajador terrenal y un embajador de Cristo, consideré apropiado el hacer un paralelo entre los dos, y esto es parte de lo que compartí en la reunión.


(Ellos) Embajadores terrenales y (Nosotros) embajadores de Cristo

1.  Ellos son elegidos por un líder del gobierno y llamados a hacer brillar a su país. 

1.  Nosotros somos elegidos por Dios y llamados a brillar para invitar al Reino de Dios. 


2.  Ellos representan a su país y a su líder.

2.  Nosotros representamos a nuestra ciudad y al Rey que gobierna nuestras vidas. 

3.  Ellos se rigen bajo las leyes establecidas del país al cual están representando.

3.  Nosotros nos regimos bajo las leyes establecidas del Reino de Dios.


4.  Ellos son ciudadanos del país que representan, no del país donde están.

4.  Nuestra ciudadanía esta en los cielos, no es terrenal. 


5.  Ellos ven sus vidas bajo una perspectiva del lugar de donde vienen.

5.  Nosotros vivimos bajo una perspectiva de la eternidad, el lugar hacia donde vamos.


6.  Ellos se mantienen bien informados sobre todo lo que tienen que ver con el gobierno y          su pueblo. 

6.  Nosotros nos mantenemos bien informados sobre el Reino de Dios y Su pueblo.


7.  Ellos como embajadores tienen acceso a una porción de las riquezas de país.

7.  Nosotros como embajadores e hijos somos coherederos de la herencia con Cristo.


8.  Ellos gozan de inmunidad diplomática.

8.  Nosotros gozamos de inmunidad espiritual. No hay condenación para los embajadores de Cristo.


9.  De ellos se espera un alto grado de diplomacia, generosidad y compasión en tiempo de conflicto y necesidad en el país donde están.

9.  De nosotros se espera un alto grado de gracia, amor y compasión donde quiera que estemos.


10. Ellos son llamados a reflejar la belleza de su país con el propósito de invitar al resto del mundo.

10. Nosotros estamos llamados a reflejar el carácter de Cristo, con el propósito de invitar al mundo a que entren en el Reino de Dios.

Dias después, escuchamos sobre la triste noticia de que el embajador de Estados Unidos en Libia, Chris Stevens, había sido golpeado y asesinado junto a tres personas mas que también trabajaban en la embajada. En seguida me pude dar cuenta, que en mi devocional me había faltado un detalle de suma importancia. Igual que los embajadores terrenales, los embajadores de Cristo tambien debemos estar dispuestos a morir mientras servimos. Sin embargo, Dios no nos pide nada que ya su Hijo no haya hecho. El también fue enviado por el Padre a tierra lejana a representar a su país celestial. Y mas aún, ya destinado a ser sacrificado en un madero por los mismos a quienes él habría de salvar. 

Galilea, fue la ciudad que vio nacer el ministerio terrenal de Jesús, nuestro Gran Embajador. En ella, al igual que Libia, lo que menos reinaba era la tranquilidad. Entre las ciudades de la región existían recelos y desconfianza, y cuando Jesús llegó anunciando que "el Reino de Dios" había llegado, su mensaje no fue recibido como "buenas noticias". Sus ideas eran revolucionarias, pero un tanto inusuales y comprometedoras. El ancla que le daba validez a su mensaje eran actos de amor y manos sanadoras. El levantaba paralíticos y le daba la vista a los ciegos. Calmaba tormentas solo con decir "calla, enmudece", y alimentaba a miles con unos cuantos panes y peces. Sacaba fuera demonios; y en sus batallas, usaba a la perfección su armadura. Su mensaje siempre fue claro: No hay otro Rey ni otra forma de obtener vida fuera de él. La batalla que se libra en su Reino es por la sanidad y la liberación del alma. Las armas principales son la oración y el ayuno; y su agenda es la verdad, la fe y el amor.

Hoy, el Gran Embajador nos ha llamado a seguir su tarea, mientras él sigue ganando influencia. La comisión para sus discípulos: Ser embajadores en medio de la turbulencia.  La misión es llevar la luz de su Reino a toda criatura que se encuentre en tinieblas; pelear su batalla con sus armas y su agenda; y compartir su amor con palabras y hechos, para que el mundo sepa que Jesús es el Rey verdadero, Dador de gracia, Gobernador y Juez de la tierra.